Wednesday, July 30, 2008

siempre se me caen los vidrios de mis ojos..

La vida que me diste

Renací en tu carne cuatrocentista como la de la primavera de Botticelli. Te elegí entre todas, porque te sentí la más diversa y la más distante. Estabas en mi destino. Eras el designio de Dios. Como un batel corsario, sin saberlo, buscaba para anclar la rada más serena. Yo era el principio de tu muerte; tu eres el principio de mi vida. Tuve el presentimiento de tí en la pintura ingenua del cuatrocientos. Empecé a amarte antes de conocerte, en un cuadro primitivo. Tu salud y tu gracia antiguas esperaban mi tristeza de sudamericano pálido y cenceño. Tus rurales colores de doncella de Siena fueron mi primera fiesta. Y tu posesión tónica bajo el cielo latino, enredó en mi alma una serpentina de alegría.

Por tí, mi ensangrentado camino tiene tres auroras. Y ahora que estás un poco pálida, sin tus antiguos colores de Madona toscana, siento que la vida que te falta es la vida que me diste.

José Carlos Mariátegui